Si a cambiar el callejero
De Sevilla se aprestara
La autoridad andaluza
Y, al guardar las viejas placas
Del puente sobre la ría,
Renovarlas intentara,
¡En gran charco se metiera,
Borrando el nombre de Triana!
Pues aquí, por lo contrario.
Por aquí no pasa nada:
La hasta ayer de Carretera,
En Travesía mudada,
Con dos morcillas del ocho,
Se transformó en mi morada
Y al perfil del esquinazo
Del Barrio Calé del alma,
A traspié de los recuerdos
Me encontré la otra mañana,
Que no estoy donde vivía,
Donde vivir soñara.
Lo malo es que los capaces
De bautizar sin sal ni agua
Puedan un día tocar
El trasiego de mi casta,
Sin que San Román se avenga,
Claro está, a la coartada,
Ya que nunca le mezclé
En recuperar su vara,
Cuando el paso todavía
Por La Huera atravesara
Y entrara el extraño al pueblo
Plantando aquí su acampada.
¡Ay, que me quitaron todo!,
¡Ay, que me quedo en nada!,
Que yo de Panes no puedo
Salir y entrar a mis anchas,
Sin atravesar no sé qué,
Mire a Motas, mire a Jana.
Ya tire pal Puente Lles,
Ya tire a la mar salada,
Cada rincón trastocado,
(Yo, que gusto de palabras),
No acabo de hallar el punto
De tal guiso sin sustancia,
Falto de sal y pimienta,
¡Pajarita de mi infancia!
Y si por Fuentina tomo,
Calleja al Lloscu pasada,
La Carnicera y La Herrén,
Do Tarno EL ECO fundara;
Paso Comportu y Román
Y también la Plaza Lama.
Y en la curva del Hotel
Do San Roque y su chalana,
Atada al doblar del tilo,
Senda La Barca llamaran,
Desde el Barrio de la Herrén,
Hasta la orilla del agua.
Pero esto que un día fue
Pasó, cual agua pasada,
Día y puente de hierro,
Que La Cortina acercara,
Contó llamado de Siejo,
Cual si Panes no contara,
Pa poder cruzar el río
Burlándose de las riadas,
Y lo volaron sin más
Con pólvora envenenada.
Mejor suerte pido yo,
Para que no se toque nada,
Que siga siendo de Siejo,
Siendo el tercero en la saga.
Pienso acercarme a Padruno,
Por la Herrén o Corralada,
Sin tener dudas de hacerlo
Bien por ésta o la otra marcha,
Desde el Barrio por Fuentina,
Calleja Sordo y Patata.
Subiría El Aceiteru
Y, Las Malvinas pasadas,
Por la esquina Las Rubinas,
Allí por la Corralada,
Treparía senda al este
Y de Padruno las casas,
Al doblar por Luis Candelas
Donde La Peña asomara.
¡Qué bello es esto!, diría,
Al gustar del panorama.
Mas, si en la misma Milera
Por casa Quinto asomara,
La Soledad tendría al frente
De esta Plaza de la Rámila,
Crucero de dos Mileras,
Que en Caviedes beben agua.
Este sitio ante la ermita
Pone mojón, pone raya,
A la Milera de Abaju
Y a la de Arriba, su hermana,
Y al tomar rumbo a poniente,
En dos salidas se avanza
Bien por las viejas Escuelas,
Bien doblando la morada,
Que habitan Juaco y Lucía,
Hasta hoy que dicen Plaza,
El Barrio de La Bolera,
Que desde los veinte llaman,
Donde hasta hace poco tiempo
Rendía servicio y báscula
De ganados y mercancías
De la lonja comenzada,
Por el Camino Real,
Donde ni una triste placa
Del antañón Lavadero,
Los servicios que prestara,
Queda al salir pa Dorrubiu,
O pa La Sierra en tal Plaza.
Seguiremos al poniente,
Dirección a La Quintana,
Cruzando por Pericuetu
O del Trichoriu a La Calzada
Echando un trago en la fuente,
Y a Balcao la mirada
Por si desde Pío Linares
Que por la iglesia pasara,
A la esquina Nicolás,
Donde Peñamiller se halla,
Algún forastero pregunta,
Que a qué viene tal palabra.
Pues viene, como otras muchas
A suplir las que se gastan,
Resultando mis lamentos
Más que queja, empresa vana,
Porque el Deva ya no corre
Con el agua que llevaba,
Y aquí se quedan, al menos,
En los lleraos las hablas,
Porque pueden asomar
Muchos que de Panes faltan
Y digan que ya no encuentran
Ni siquiera las palabras.