Hace bastante que el fútbol ha robado el protagonismo que por este tiempo, casi de verano, correspondía a los bolos. No obstante, ocasionalmente resurge la fuerza de este juego-deporte, que a pesar de haber perdido casi toda la popularidad, sigue conservando un holgado sabor tradicional.
Este domingo el Cuarto Memorial José Villar Noriega de bolos, nos convoca alrededor de “la bolerona” de Suarías. Allí, en uno de los “techos” del Valle Bajo de Peñamellera podremos ver en acción a la élite de los jugadores de Bolopalma, con un cartel de lujo, en el que figuran el llanisco Ico Nuñez y el peñamellerano Benito Fdez. Llamazares.
Este Memorial contribuye a atenuar esa sensación de derrumbe en que están sumidos nuestros bolos desde hace tiempo y también pretende rendir tributo, alejándose de la vana adulación, a una persona, rescatando parte de la historia oculta a la que pertenece el protagonista, no muy conocido en la comarca entre la gente más joven y cuya aportación humana destila sencillez, humildad, laboriosidad, humanismo cultural...
Pepe Villar fue un peñamellerano de Suarías que emigró muy joven a Chile, integrándose en el sector de la ferretería; llegó a crear con varios hermanos el grupo de ferreterías O’Higgins, que es todo un referente en el ramo de ese país. Fallecido en 1999, fue un hombre muy querido porque a su ganada fama de excelente persona, lo rodeó un halo de admiración y respeto. Fue además en el país suramericano, un extraordinario impulsor de los bolos que conociera en su pueblo; no en vano había nacido en el barrio en que estaba situada la vieja bolera de “La Cortina”, desde su casa podía oír el retinglar de los bolos.
Pronto en Santiago frecuentó el estadio de “Santa Laura”, donde jugaba el equipo de fútbol representativo de la colonia española: la Unión Española y donde ya había una bolera de “birle” desde 1925. Después sería uno de los colaboradores importantes en la creación de la capilla de Nuestra Señora de Covadonga, la panera y las boleras del Estadio Español. Más tarde sería presidente de “Boleras Asturianas del Estadio”, en donde estaban aglutinados todos los asturianos del Estadio Español, integrándose en 1970 en el primer directorio de la “Colectividad de Asturianos en Chile”, que abordaría una gran actividad del juego tradicional y que en el último tercio del siglo XX organizó encuentros bolísticos sobresalientes.
En el año 1997, con motivo de la concesión de los terceros premios “Pico Peñamellera” a la colectividad de españoles en Chile, todos los miembros del jurado- en el que figuraban personas como Antonio Trevín, Marcelino, Desiderio, Jacinto Pelayo, Benito Fdez., que conocían muy bien su trayectoria de apoyo a los bolos- quisieron hacer un reconocimiento especial a su persona, dejando constancia de la admiración y respeto a su labor dentro de la colectividad. Días más tarde, tuve ocasión de comprobar, al comunicarle por teléfono en nombre del jurado dicho acuerdo, su señorial estilo y generosidad hacia sus compañeros. Posteriormente le hicimos llegar, a través de una delegación asturiana de bolos a Chile, el texto del reconocimiento confeccionado por Antonio Trevín con la firma de todos en un pergamino encuadrado, que le fue entregado en un solemne acto en el Estado Español de Santiago.
Si todo memorial trata de recrear de alguna forma la nostalgia de los tiempos gloriosos del protagonista, está claro que esos momentos de Pepe corresponden a Chile por lo que no estaría nada mal que ese detalle estuviera subrayado en el memorial con algo simbólico.
Este certamen que nació con vocación de continuidad y que cada año sube un peldaño en muchos aspectos está integrado en las fiestas de San Antonio los días más solemnes del pueblo. Tiene como fecha, ya casi tradicional, el segundo domingo de Junio. Al no ser competición del CINA puede funcionar con mucha libertad a la hora de programar las eliminatorias y no está sujeto a las normas de arrastre de bolos que ocasiona ,a veces, tener que presenciar a dos jugadores, actuando uno contra uno, en cuartos, semifinales y finales. Debería optar por un sistema de juego más innovador. Los bolos necesitan renovación y emoción. Es importante seguir seduciendo a los medios de comunicación cada vez más presentes en los bolos con cambios, para que su imagen resulte atractiva a los espectadores.
La familia Villar respalda económicamente este evento distribuyendo una cuantía económica superior a la de los concursos del Circuito Nacional. La asociación “El Cantu la Jorma” colabora en su organización y realiza una labor impagable de divulgación de la significación cultural, social y festiva del acto.
La competición cuenta con una sincera aceptación entre la gente, porque los pueblos rara vez se equivocan en esto de guardar los recuerdos.
Estoy seguro del valor y la oportunidad de este acto que engrandece al pueblo de Suarías y reconoce el incondicional cariño que Pepe tuvo por los bolos y por su pueblo.