El último local dedicado a barbería en Panes, propiedad de Antonio Real y situado en el barrio de San Roque, en plena carretera general, destella símbolos y recuerdos: aquí, herramientas para cortar el pelo; allá, trofeos y medallas; acullá, bolos de abedul y bolas de encina con solera, de diferentes tamaños; a la derecha, con estupenda visibilidad, el galardón “Pico Peñamellera” 2000; a la izquierda, una jaula con un jilguero y una canaria; adelante un balón de fútbol con la firma de todos los jugadores del Barcelona y distintos boletos de apuestas sobre una mesa; atrás, una bicicleta y unas playeras marca “Panter” , quizás en recuerdo de aquella famosa broma que un día le gastara Linares sobre un posible fichaje por la bolística de Torrelavega, y en el centro de todo, algo que conserva con honor y particular satisfacción: el sillón de peluquería (con rejilla) “regalo de bodas” de sus padres, en su debut como peluquero, hace ya más de diez lustros.
Todas estas cosas bien podrían constituir el museo que refleja la trayectoria vital de Antonio Real Fernández, más conocido por “el barberu de Panes”, nacido en Colombres el 10 de Febrero de 1932 y que a los nueve años se vino a vivir a Siejo (Peñamellera Baja), donde residió algún tiempo, aunque desde hace ya muchos es vecino de Panes, donde pronto echó raíces. Hijo de Amancio y María, nunca quiso pasar por el “altar”, por lo que es a sus 75 años un “soltero de platino” y además el protagonista de la historia de un grandísimo jugador de bolos, no sólo de recorrido local, sino también provincial y nacional.
Como otros muchos jugadores de estos pueblos de Peñamellera, empezó jugando con botes y participando en los muchos concursos de la época, años 50-60, convocados fundamentalmente por los indianos y las comisiones de fiestas de los pueblos. Con 23 años, en 1955, se proclama por primera vez campeón provincial de primera categoría individual en Llanes (bolera de Popo), y después consigue ganar otras tres veces más este preciado campeonato. También consiguió tres veces el Campeonato de Asturias de primera, en la modalidad de parejas y participó quince veces en el Campeonato de España en la categoría individual, siendo el jugador asturiano que más veces lo hizo.
En su trayectoria por los campeonatos nacionales, donde se hizo un clásico y gozó del aprecio del público, jugó con la motivación de quedar bien, pero sin la ambición de aspirar a puestos gloriosos, sin mentalidad de juego grande. Este planteamiento, que mantuvo en su larga trayectoria deportiva, le impidió dar alguna sorpresa significativa y alcanzar mayores galones. Destaca su tercer puesto en el Campeonato de España de Primera Categoría Individual de 1964, celebrado en Solvay (Barreda- Torrelavega) empatando con el mítico Salas en el tercer puesto. También destaca el cuarto puesto del Campeonato de España de Primera Categoría Individual de 1974 en Ontoria (Cabezón de la Sal) y el cuarto lugar logrado ese mismo año y en el mismo lugar, con Isidro Caballero en el Campeonato de España de parejas.
Por la intensidad que siempre puso en el juego, incluso en los entrenamientos, no encajó en el concepto de “amateur”, por lo que a veces tuvo que jugar solo y recurrir a pinadores que siempre se quejaban de su devoción a la Virgen del Puño . Jugador con oficio, bueno desde el tiro y con mejor juego a la mano; fue un eficiente birlador que sabía adornar la ejecución de los gestos técnicos del juego con una sobresaliente y reconocida limpieza. Construyó su poder como jugador con pundonor y horas de entrenamiento, resultando difícil separar y diferenciar el esfuerzo, del placer y la pasión por el juego. Jugador sobrio y competitivo dentro de un nivel de atrevimiento discreto; temido en el uno contra uno por cuantos adversarios tuvo enfrente.
Ha participado en peñas defendiendo los colores de distintos equipos, tanto en el oriente asturiano, como en el occidente de Cantabria. Comenzó en la P.B.Corral de Treceño para seguir en la P.B. Bar Pepín de Panes en 1967 (en el comienzo de la liga regional astur-oriental), Peña Bolística Zurdo de Bielva (Roiz), P.B.Nuestra Señora de Espioña (Cimiano)- P.B. Pesués , P.B.Puente Arce. P.B.Granda (Siero), P.B. Hotel Restaurante Covadonga. . También está muy orgulloso de que figuren en su palmarés los memoriales Miguel Purón de Noriega y Darío Miguel de Buelna (hoy desaparecido), así como de haber ganado a los mejores jugadores asturianos de la época, los dos centenarios de oro y las tres monedas de 20 pesos donadas por los indianos de Alles, especialmente Senén González Guerra. En cambio, sorprende que siendo uno de los grandes jugadores del oriente asturiano e integrado en una época en que se viajaba mucho a jugar a Hispanoamérica, nunca fuera invitado a pasar “el charco”.
Aficionado impenitente a los juegos de azar, al cine y a la cría de pájaros, nunca desertó de su condición de “culé”. Salvo de la televisión, pasó olímpicamente de los aparatos modernos; no tiene teléfono ni fijo ni móvil, no tiene moto, ni coche, ni e-mail. Es un hombre metódico y austero, que goza de gran popularidad en todo el valle de Peñamellera. Su imagen en bata de peluquero o en bicicleta, con las bolas en el asiento de atrás, por las calles de Panes, camino de la bolera de Pepín, de La Plaza o de La Cortina, está totalmente integrada en el paisaje de la capital del Valle Bajo de Peñamellera, y bien podría ser el tema de una posible escultura.
Después de haber pasado con brillantez por la categoría de veteranos, quedando campeón provincial en varias ocasiones, sigue jugando a los bolos a sus bastantes años, a pesar de una latosa lesión que padece desde hace tiempo. Recibió el Premio “PICO PEÑAMELLERA” en el año 2000 por su extraordinaria aportación a la divulgación del juego de los bolos, quizás sin haber sido consciente de ello ¡Felicidades!
Alfredo Caballero Sardina.