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Noviembre
14
mie
2012
Modesto Cabello, I Premio Muslera
Modesto Cabello agradece la entrega del I Premio Muslera

EL Alto de Maliaño tuvo el honor de verlo nacer.

Lo hace un 4 de julio de 1922 y esa fecha, 4 de julio, debería venir en rojo en los calendarios o almanaques de Cantabria, con amplia leyenda en el ‘Zaragozano’. Modesto Cabello fue armador antes de empezar a jugar precozmente. A los 12 años, junto con su amigo de niñez y juventud, Adolfo Cavia, con el que poco más tarde formaría aquella pareja deslumbrante y genial de los ‘Chavales de Maliaño’ ganan un importante concurso en la Feria de Muestras de Santander en 1934. Es su bautismo deportivo.

En la mocedad ya tiene una inmejorable reputación como jugador.

Su historial tiene muchos renglones: comienza el 22 de agosto de 1942 en la plaza de toros de Santander donde queda campeón provincial individual, para luego serlo ocho veces más y una vez campeón provincial de parejas; también fue cuatro veces campeón nacional individual y cinco campeón nacional de parejas, 9 veces campeón de liga y tres campeón de copa. Está en posesión de la Medalla de Plata al Mérito Deportivo del Consejo Superior de Deportes, de la Medalla de Oro al Mérito Deportivo del Gobierno de Cantabria, de la Insignia de Oro de la Federación Española de Bolos, de la Insignia de Oro de la Federación Cántabra de Bolos, del Cinturón de Oro y Brillantes de la Federación Española de Bolos, así como de innumerables premios y reconocimientos de distinta relevancia.

Se cuentan por centenares sus triunfos en concursos y partidas.


Lideró ‘La Partidona’ formada por él, Ramiro González, Joaquín Salas y Manolo Escalante, partida mítica que revolucionó los bolos en la década de los 60 y una de las mejores partidas de todos los tiempos.


Modesto Cabello se retira oficialmente de la práctica deportiva en 1986 a la edad de 64 años, después de 52 años de vida deportiva.


Vi jugar a Modesto Cabello por primera vez un ya lejano 25 de junio de 1961, tenía yo 9 años, en la bolera de La Plaza de mi pueblo, Panes, en un desafío entre asturianos y montañeses organizado por los indianos y que ya forma parte de las tardes históricas de los bolos en nuestro concejo. Cierro los ojos y rescato del pasado una vibrante emoción infantil llena de entusiasmo difícil de describir y una bolera llena a rebosar, con gente subida a los muros que la limitan, a los árboles, a otros parapetos próximos a la bolera.


Desde entonces nunca olvidé aquel estilo de Cabello, personalísimo, donde no había nada superfluo, con una conjunción corporal que en el momento de lanzar la bola en nada desmerece, en cuanto a armonía, a los atletas olímpicos que lanzan el disco y que nos recuerda el poder estético de una escultura de la Grecia de las Olimpiadas y que le convierte, según los aficionados, en el ‘discóbolo cántabro’ y que pudo inmortalizar el escultor Jesús Otero pero que al final él y otros artistas plásticos pasaron de largo ante este caballero, con atributos de señorío, que hoy ya es un montañés relevante y cuya figura la historia agrandará.


Modesto es una persona con múltiples dimensiones: de carácter recio y fuerte personalidad que nadie se atrevía a contrariar. Fue un hombre rebelde, de criterio, que no aceptaba imposiciones, ocasionalmente arrogante, pero siempre accesible fuera del juego. Su espíritu crítico le causó problemas; criticado y admirado, pero siempre reconocido por sus análisis inteligentes y honrados.


Como jugador de bolos fue una aproximación a lo perfecto. Un jugador que optó por lo bello, por la armonía, por el virtuosismo, quizás recordando aquella frase de Julio Cortázar: «El pueblo necesita tanto de la belleza como de la libertad y la justicia».


Enseñó cosas en el difícil arte del arreglo, sobre todo al pulgar, fue un auténtico maestro en el birle a corta distancia. Como los revolucionarios crea un estilo único e inimitable, da variedad a las jugadas, provoca registros para las enciclopedias, tiene genio y encanto e incluso sabe dar desplantes oportunos.


Vivió de acuerdo a su estilo de juego, con elegancia, con un talante y actitud deportivos, buscando en la vida esa fiesta social que es el juego de los bolos; pero no entendiendo lo festivo como contrario al trabajo o como ociosidad o pasividad, sino como un modo de sentirse bien, alegre y vitalmente realizado.


Cuando concluye su actividad como jugador se apunta a la nómina de los aficionados singulares.


Preside la Casa de los Bolos, uno de los hechos sociales más representativos de los bolos cántabros, de 1979 a 1993 y posteriormente de 1997 a 2003.


A partir de 1990 se dedicará en cuerpo y alma a escribir y fruto de ese nuevo e intenso trabajo nace su primer libro: ‘Mi paso por los bolos’, un libro autobiográfico, escrito con un lenguaje sencillo, tan oportuno como necesario donde es fácil descubrir sus tonos de voz. Felicito a Modesto por este libro: porque revivir una vida deportiva tan intensa y controlar y sintetizar el exceso de recuerdos me parece una empresa difícil; por haber sabido escoger el momento para contarlo; por tener la valentía de dejar constancia de eso… de su paso por los bolos, porque la memoria con el paso de los años se va debilitando y la envidia y otras miserias van borrando muchas huellas.


Más tarde publicará ‘Anecdotario bolístico’, ‘Recuerdos y reflexiones sobre los bolos’ y la segunda parte de ‘Mi paso por los bolos’.


El juego de los bolos ha permitido entroncar la figura de Modesto Cabello con las raíces más profundas del mundo lúdico de Cantabria. Temporada tras temporada, peregrinando de corro en corro por los muchos rincones y pueblos de Cantabria y de la comarca oriental de Asturias, su plástica figura, su extraordinaria afición, su indiscutible montañesismo van dejando paso, sin darnos apenas cuenta, al hombre transformado en leyenda. Y si hubiera que elegir un momento concreto para cruzar esa línea divisoria entre la realidad y la ficción, este que suscribe elegiría aquella famosa competición celebrada en La Rabia el 25 de agosto de 1968 organizada por ‘Pepe Bolos’: el célebre ‘Concurso del Artículo 21’, al que son invitados los 16 jugadores más relevantes de Cantabria en aquel momento, con un único premio de 5.000 pesetas para el vencedor y que gana Cabello, después de anularle ocho bolas (ninguna a los demás), y sobre cuya competición el protagonista dice en su libro Mi paso por los bolos: «Puedo decir sin ningún miedo a equivocarme que este es el mejor y más señalado triunfo de mi vida deportiva». Es su entrada oficial en la mitología de los héroes de los corros.


Unos días más tarde en la bolera El Bisonte Rojo de la histórica villa de Santillana del Mar, donde se aplica con extraordinario rigor el artículo 21 y con algunos aficionados dispuestos a celebrar la caída del ‘campeonísimo’ y después de anularle tres bolas de cinco, se proclama una vez más campeón de España individual y por parejas.


Tiene muchas razones para sentirse orgulloso de todos estos triunfos y en general de lo hecho a lo largo de una vida que fue fecunda y también envidiable por poder hacer todo esto mientras disfrutaba de amistades entrañables como Adolfo Cavia, o Cianín o Salas o mi paisano Senén González con quien formó pareja varios años inolvidables y que le permitieron llegar a todas las boleras del ‘microclima bolístico’ oriental de Asturias, como a mí me gusta llamarle.


Modesto se sentía muy a gusto cuando iba con Senén por todas aquellas boleras de Llanes, Pimiango, La Borbolla, Noriega, Colombres, Villanueva, El Mazo, Panes, Abándames, Suarías, Robriguero, Alles, Ruenes… Modesto, la gente de esa ‘tierrina’ no se ha olvidado de ti, todavía sigues conservando la admiración de los verdaderos aficionados.


Tampoco olvidamos su ejemplar comportamiento con lo que significó la figura de Senén, extraordinario mecenas que supo conectar muy bien con la afición bolística de nuestra zona a pesar de vivir en México. Su perseverante y generoso compromiso con su anual Memorial en Alles, al que nunca faltó, dándonos a todos, un exquisito ejemplo de lo que significa la lealtad a su amigo y compañero.


Los bolos en el cuerno más oriental de Asturias se han mantenido casi milagrosamente y en ese milagro mucho han tenido que ver la calidad y el espectáculo de jugadores como Cabello. Por eso en 1998 le concedimos el Premio Pico Peñamellera, que aunque es el reconocimiento bolístico más importante que tenemos, es mucho menos importante que lo que él se merecía. Fue el primer jugador de bolos de Cantabria que lo recibió. Estamos orgullosos de tenerlo dentro del patrimonio de galardonados que es el activo más importante de los Premios, pues desde esa vitrina ha divulgado el evento siempre que ha podido, ha avalado candidatos, se ha involucrado en los actos de entrega posteriores, destacando especialmente su presencia en el año 1999 con su mujer Conchita, por las circunstancias muy particulares de esa edición protagonizadas por un fuerte temporal en la Cornisa Cantábrica en la tarde-noche del día de la entrega (27 de diciembre de 1999), que impidió la presencia de importantes personalidades del mundo de los bolos tanto de Asturias como de Cantabria, en un momento en que los Premios estaban consolidándose con muchas dificultades.


Finalizado su periodo como escritor, hoy Modesto es un mito bondadoso que ama la tertulia, el aprecio y el trato con los amigos… y de ese trato con Ramiro, con Linares, con Toñin, con Fuentevilla… con otros muchos ocasionalmente… nace la tertulia, que sin duda Modesto lidera, en el Chiqui, en Cerrazo, en Santander, en Liérganes, en cualquier punto de Cantabria… en la que muchas veces se habla de todo, sin argumento ni programa, otras veces toca añorar personas o revivir tradiciones o aflorar vivencias y recuerdos.


Si Modesto hubiera nacido en Inglaterra la Reina le hubiera concedido en su jubilación un castillo, un título honorífico y una pensión vitalicia, aquí Modesto no te ha tocado nada de eso, pero tienes la admiración y el afecto permanente de los que mejor conocen el mundo de los bolos.


No quisiera finalizar estas palabras sin tener un recuerdo para Conchita, su mujer, sin cuya presencia e influencia la biografía humana y deportiva de Modesto Cabello no se podría concebir.


Gracias Modesto por regalarnos tantos días dichosos, un estilo irrepetible y por haber encendido tantas veces nuestros sentimientos y emociones.


Que Dios te guarde muchos años.



Isidro Caballero Sardina es presidente de la Asociación Pico Peñamellera de Panes

Fuente: Diario Alerta - Isidro Caballero Sardina
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